La belleza del mal Annie Ward
OPINIÓN PERSONAL LA BELLEZA DEL MAL
Cuando una novela debut viene acompañada de tanto ruido, reconozco que lo que más me gusta es indagar y meter las narices para ver si es verdad aquello de que cuando el río suena agua lleva. Y aún no siendo nada, absolutamente nada, aficionado a las historias con cierto toque romántico, pasional o similar, no pude sucumbir a las premisas con las que se anunciaba La belleza del mal: “¿Una historia de amor perfecta? ¿O la historia de un crimen perfecto?”.
Menos mal que a veces es mejor no hacer demasiado caso de nuestros prejuicios y sí a nuestros instintos. De no ser así, me habría perdido un increíble viaje emocional con crimen de por medio.
Es cierto que la novela no ofrece la típica trama cargada de acción y continuos giros inesperados pero es que, a pesar incluso de ser un gran amante de ellos, no los necesita. La historia va más allá, la autora prefiere, muy acertadamente, ofrecer una mirada más íntima, más sincera, más real sobre las entrañas del matrimonio conflictivo formado por Maddie e Ian. Dos personajes a los cuales los estragos de la guerra y la violencia les han pasado factura. Tanto, que les resulta muy complicado mantener los pies firmes en la tierra y la cabeza en su sitio.
Con La belleza del mal recomiendo calma porque merece la pena ir desgranando, despellejando esos personajes y tramas hasta llegar a ese conmovedor desenlace.
En definitiva, una novela para todos aquellos que disfruten de la ficción criminal de peso, con personajes poderosos y mucha alma. Ponte cómodo y sobre todo, en esta historia, no te fíes de nadie.
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ARGUMENTO LA BELLEZA DEL MAL
La historia de amor entre Maddie e Ian comenzó por casualidad, durante una fiesta en el extranjero. Maddie se encontraba visitando a su mejor amiga Jo. Él, un joven del ejército británico y ella, una escritora de viajes.
Ahora, casi dos décadas después, casados y con un hijo llamado Charlie, disfrutan de una apacible y tranquila vida en América Central, aparentemente.
Sin embargo, durante un campamento, Maddie sufrirá un accidente que le dejará no solo unas cicatrices externas, sino otras internas desde luego más dolorosas. Con la intención de superarlas, acude a terapia de escritura y comienza a vomitar aquellos aspectos de su vida que más la han marcado, que más la han desquiciado.
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