La muerte huele a incienso José María Echáinz
Pasión, muerte y resurrección.
No abundan precisamente las novelas de intriga ambientadas en Semana Santa, y es una auténtica pena. Para los que somos amantes de esa fiesta, miembros de alguna cofradía y nazarenos perpetuos, agradecemos las tramas con olor a incienso.
José María Echáiz lleva su historia a Sevilla y cede a la inspectora Gabriela Matís la cruz de guía de su propia procesión, un desfile de cadáveres de cirios apagados.
ARGUMENTO LA MUERTE HUELE A INCIENSO
Gabriela Matís, inspectora de policía, investiga una serie de crímenes cometidos en el seno de una Hermandad sevillana en vísperas de la Semana Santa.
Encontrará en Paco Salas, miembro de esa Hermandad y un hombre de la alta sociedad hispalense, un colaborador fortuito de gran ayuda que también le robará el corazón.
Por otra parte, un inspector que ella ha rechazado sentimentalmente, un poco cansino, le pondrá palos en las ruedas a cada paso de la investigación.
La trama se desarrolla complicándose en cada capítulo hasta desembocar en un desenlace inesperado. Los ambientes cerrados y oscuros prestarán una atmósfera sofocante a la historia.
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José María Echáiz
José María Echániz nació en Madrid, estudió el bachillerato en el colegio de Nuestra Señora del Pilar de Tetuán prosiguiendo sus estudios en Madrid; Universidad Complutense estudiando Ciencias Exactas.
Posteriormente trabajó para un Banco nacional en su Centro de Cálculo.
Su afición a la literatura viene desde niño habiendo participado en numerosos talleres de escritura creativa, con varias novelas en su haber, sin dar el salto a la publicación hasta hoy.
Si después de deborar “La muerte huele a incienso” te apetece seguir, “Sangre de gato” o “Los ojos que contemplaban la nada (Inspector Miralles 1.)” son dos buenos ejemplos publicados por José María Echániz para leer cualquiera de sus propuestas criminales.
Reside en Benalmádena (Málaga).