Nunca bombardees Pearl Harbor Javier Hernández Velázquez
ARGUMENTO
El investigador Mat Fernández recibe la visita de una señora para proponerle un caso. Su nieto ha sido asesinado y necesita encontrar al responsable. Aunque en un principio Mat lo descarta, no tardará en hacerse con las riendas de la investigación. Hay mucho más en juego que la muerte de un joven.
Ahora que su mujer está muerta y ha dejado de creer en el amor, aparece de entre los fantasmas del pasado Sara, aquella quien pudo ser pero nunca fue. Ella sigue teniendo deudas con Mat, a pesar de los años.
El investigador se verá envuelto en un intenso caso entre su ciudad natal Santa Cruz de Tenerife y la convulsiva Barcelona.
Es el momento de enterrar a los muertos y velar por los vivos.
RESEÑA NUNCA BOMBARDEES PEARL HARBOR
Nunca bombardees Pearl Harbor es pura ilusión. De principio a fin. Un ilusionario que refleja una escena y esconde una verdad. Una metamorfosis que revela una evidencia tan legítima como su ilusión.
El mejor ejemplo es su título. Para cuando descubras qué quiere Javier Hernández decirte con ese rótulo, ya será tarde. Habrás caído embelesado y la verdad será tan poderosa como la fábula.
La tercera entrega del investigador Mat Fernández no deja de asemejarse a una contundente Colt, cargada con munición extra en forma de afilados diálogos no exentos de humor. A pesar de que la novela rinde homenaje a maestros del western como Leone, Eastwood o Cooper, su protagonista no tiene nada que ver con el típico pistolero. Realmente su espíritu se asemeja más a personalidades del cine negro clásico como Johnny Farrell o Barton Keyes.
Aunque realmente el personaje que Hernández ha conseguido manipular con mejor acierto es la tensión en la que encuadra toda su historia. Un personaje que se acompaña de silenciosos y efectivos giros y que va estirándose como una goma elástica hasta golpearte en las narices dejando ver un entramado de engaños y decepciones.
Amén del exquisito manejo que realiza sobre la culpa. Cómo logra convertirla en el guardarropa de una vida desgraciada, arrastrando la existencia al más rencoroso olvido.
Una cosa es lo que creemos que somos, otra cómo nos ve la gente y la verdad es lo que realmente somos.
A pesar de que en la novela se echa de más algunas de las dispares alusiones musicales, se agradece de vez en cuando esos toques de cultura pop en general. Trazos de color que enriquecen una estructura negra.
En definitiva, Nunca bombardees Pearl Harbor es una lectura más que recomendable para todos los que somos amantes del género. Un compendio de acción, intriga y buen hacer. La oportunidad de acercarnos a un autor que tiene mucho que decir y que espero siga haciéndolo.
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